Tu defectos perfectos.
Hace ya tiempo que aprendimos a volar por este mundo lleno de malditas comadrejas. Y ahora que sé que no hay ningún montruo en mi armario, no le tengo miedo a nada, porque pequeño, tú me enseñaste a sonreir. Tú, me enseñaste a vivir esto que la gente suele llamar vida. Me enseñaste a disfrutar cada segundo, a llorar de alegría, me enseñaste a ser lo que soy. Pero no te preocupes. El día que tu ya no estés, yo soñare por los dos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario